Inmunoterapia alergénica, vacunas contra la alergia para respirar mejor

Inmunoterapia alergénica, vacunas contra la alergia para respirar mejor

Las vacunas para la alergia, conocidas técnicamente como inmunoterapia alergénica, representan una estrategia avanzada para tratar a quienes padecen reacciones alérgicas, y con ellas, mediante pruebas específicas como test cutáneos o análisis de sangre, los médicos identifican los alérgenos responsables de los síntomas.

 

Este tratamiento es altamente personalizado, y se lleva a cabo mediante pruebas específicas, como los test cutáneos o análisis de sangre, y con él, los médicos identifican los alérgenos responsables de los síntomas. A partir de estos resultados, se diseñan vacunas a medida que actúan directamente sobre los desencadenantes identificados.

Esta precisión en el abordaje maximiza la eficacia del tratamiento, para el que existen distintas formas de administración, ya que las vacunas pueden inyectarse por vía subcutánea o administrarse por vía sublingual en forma de gotas o comprimidos.

En este sentido, la doctora Mar Fernández Nieto, especialista en Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, ha explicado que “a diferencia de las vacunas tradicionales, que previenen enfermedades infecciosas, estas vacunas entrenan al sistema inmunológico para que tolere mejor las sustancias que provocan la alergia, reduciendo los síntomas y mejorando la calidad de vida”.

Cada modalidad tiene sus ventajas y se elige en función del tipo de alergia, la edad del paciente y otros factores clínicos. “Sin embargo”, según ha subrayado la especialista, “independientemente del método utilizado, la inmunoterapia exige un compromiso de tiempo. Generalmente, consta de una fase inicial de incremento progresivo de la dosis, seguida de una fase de mantenimiento que puede prolongarse durante tres a cinco años”.

Una de las grandes ventajas de este tratamiento es su efecto a largo plazo, ya que no solo alivia los síntomas mientras se está recibiendo, sino que en muchos casos sus beneficios se mantienen durante años una vez finalizado, ofreciendo una mejora sostenida. Además, según explica la Dra. Fernández Nieto, “suele reducir la necesidad de utilizar medicamentos como los antihistamínicos, lo que disminuye tanto el gasto económico como el riesgo de efectos secundarios asociados al uso prolongado de fármacos”.

Otro aspecto importante es su capacidad para prevenir la evolución de la enfermedad alérgica, de manera que algunos estudios han demostrado que la inmunoterapia puede evitar el desarrollo de nuevas sensibilizaciones alérgicas y, en determinados casos, reducir el riesgo de que un paciente con rinitis acabe desarrollando asma alérgico.

Este tratamiento se utiliza con éxito principalmente en alergias respiratorias como la rinitis alérgica o el asma alérgico, pero también ha mostrado eficacia en alergias a veneno de insectos y está siendo explorado para ciertas alergias alimentarias.

A pesar de que existe la posibilidad de efectos secundarios, como enrojecimiento o hinchazón en la zona de aplicación, las reacciones graves son infrecuentes y, gracias al control médico, la inmunoterapia se considera un procedimiento seguro.

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