¿Leche de yegua contra las alergias...?

¿Leche de yegua contra las alergias...?

Cuentas que en el antiguo Egipto, Cleopatra se bañaba en leche de burra para mantener su piel suave y tersa, y que Sissi Emperatriz la utilizaba en sus rituales de belleza. En la actualidad, otra leche equina, en este caso la de yegua, está ganando popularidad por sus supuestas bondades terapéuticas, que incluyen la prevención contra algunas alergias.

 

Así las cosas, este alimento es un viejo conocido en algunos países asiáticos, como Mongolia, Rusia, China, Kazajistán o Uzbekistán, donde se ha benido utilizando para tratar enfermedades, mejorar el sistema inmune y proporcionar vitalidad. Y aemás de esos usos medicinales, la leche de yegua también ha servido a menudo como sustituto de la leche materna, dadas las similitudes en su composición.

El caso es que al presentar una baja respuesta alérgica en niños con alergia a la proteína de la leche de vaca, es potencialmente útil como alternativa a la leche de fórmula; y hoy, su consumo se está extendiendo en nuestro entorno, sobre todo en forma de leche en polvo (liofilizada), como suplemento alimenticio o, incluso, como ingrediente de cosméticos para aquellos que confían en sus beneficios para la piel.

Bebida, la leche de yegua es dulce y ligera, aunque no resulta común encontrarla en formato líquido, a pesar de su contenido rico en ácidos grasos, minerales, vitaminas y aminoácidos esenciales.

En cualquier caso, la ciencia dice que es importante tener en cuenta que todos los tipos de leche, incluida la de vaca, contienen grasa, lactosa, proteínas, aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales en mayor o menor medida, además de muchos otros compuestos. Los aminoácidos son unidades estructurales de las proteínas, como los eslabones de una cadena, y se pueden clasificar como no esenciales y esenciales, en función de si el organismo puede o no producirlos.

Por ello, los alimentos ricos en aminoácidos esenciales son imprescindibles para un correcto funcionamiento del metabolismo; y aunque es cierto que las proteínas de la leche de yegua los contienen, también se encuentran en cualquier otro tipo de leche.

Por otro lado, los ácidos grasos son un tipo de molécula que conforma la mayor parte de lípidos (o grasas) que consumimos a través de alimentos como lácteos, carne o aceite; y la leche de yegua se caracteriza por tener un bajo contenido en grasa de entre un 0,3 y un 2 %. Además, la grasa de esta leche presenta una composición muy diferente a la de otros animales; y al ser el animal del que procede monogástrico (no rumiante), su sistema digestivo absorbe y acumula en la leche una mayor cantidad de ácidos grasos omega-3 (principalmente ácido linolénico) y omega-6 (ácido linoleico, sobre todo).

Imprescindibles para el buen funcionamiento del organismo, estos ácidos grasos se obtienen necesariamente a través de la dieta, lo que habla en favor de la leche de yegua.

Por contra, es importante destacar que este líquido presenta un bajo contenido tanto en grasa total como en otros ácidos grasos omega-3 de gran interés, como el EPA y el DHA, lo que limita su atractivo como fuente de ácidos grasos beneficiosos.

Según la legislación europea, para declarar una propiedad saludable en un alimento es necesaria la aprobación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y esto solo ocurre cuando hay suficientes evidencias científicas que lo avalen. Hoy por hoy, no existe ninguna propiedad saludable autorizada para la leche de yegua, por lo que declaraciones habituales como que “mejora el sistema inmune” o que “aumenta la vitalidad” ni están verificadas ni se justifican desde un punto de vista científico.

Por supuesto, esto no significa que no posea virtudes, pero si que a día de hoy no existen suficientes pruebas al respecto; y aunque estudios recientes han demostrado un potencial beneficio frente a la diabetes tipo 2, el cáncer o las afecciones cutáneas, estos trabajos son aún preliminares y muy escasos.

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