Sofía tiene 35 años y lleva 11 con su esposo, y ya al comienzo de su relación empezó a notar que su rostro se enrojecía, y no precisamente por la emoción que le causaba, sino porque le producía una especie de alergia. “Inmediatamente pasaba a lavarme el rostro y a ponerme alguna crema para que se me quitara la alergia que me producía su barba”, asegura la mujer.

Además, cuando mantenía relaciones sexuales con su esposo sus fluidos también le causaban alergia, hasta el punto de que “sentía ardor, picazón y enrojecimiento en mis partes íntimas”, ha señalado la mujer.

Debido a que la situación persistía, la pareja acudió a un médico, que les recomendó usar preservativos. Sin embargo, la recomendación del doctor no funcionó, ya que “yo también era alérgica al látex entonces deje de usarlos después de darme cuenta que esto no me mejoraba si no que empeoraba mis síntomas”.

Por ello, Sofía tuvo que buscar otras alternativas. “Con el paso del tiempo me di cuenta que me sentía mejor si inmediatamente terminado el acto sexual me lavaba con abundante agua” describe.

Con el paso del tiempo, el cuerpo de Sofía desarrolló “resistencia” y generó una especie de protección a los fluidos de su marido, por lo que la alergia ha ido disminuyendo paulatinamente.

Sin embargo, el malestar que siente con la barba aun continúa, y aunque es poco común que existan alergias por fluidos, es algo que sucede y se debe tener en cuenta si al momento de estar con la pareja se presentan síntomas como ardor, picazón, enrojecimiento e inflamación de las partes íntimas.

Según la psicóloga y sexóloga Silvia Olmedo, en el caso del semen, la responsable “es la PSA, una proteína prostática presente en el líquido seminal. Aunque también, la reacción alérgica, puede deberse a la presencia de alérgenos en la saliva o semen de nuestra pareja”.