¿Cómo pueden ayudar los profesores a sus alumnos alérgicos en la escuela...?

¿Cómo pueden ayudar los profesores a sus alumnos alérgicos en la escuela...?

La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) ha advertido de la necesidad de formación del profesorado y el personal no docente en colegios y escuelas para manejar una crisis de asma o una reacción alérgica de un niño hasta la llegada de los servicios de emergencia.

 

En los comedores esciolares, la contaminación cruzada de alimentos es muy frecuente debido a errores en la manipulación utensilios y el cocinado, y un ejemplo clave es el uso del mismo aceite o los mismos guantes para tratar diferentes tipos de alimentos, así como la falta de identificación por parte del personal de cocina de un alérgeno oculto por errores de etiquetado.

En este sentido, la alergóloga de la Clínica Materno Infantil Senda, Cristina Ortega Casanueva, miembro de la SEICAP ha explicado que "las alergias que encontramos en la escuela generalmente son las alimentarias, pero también hay alergias respiratorias, como la rinoconjuntivitis y asma por alergia a pólenes, ácaros (polvo), hongos (humedad). Las alergias cutáneas quizás no son tan frecuentes, pero también pueden darse, pues en ocasiones hay alérgenos ocultos entre el material escolar".

Un estudio sobre los niños alérgicos en nuestros colegios y comedores escolares, publicado en 2021 en la revista Anales de Pediatría por la Asociación Española de Pediatría, afirmaba que "hasta un 20 % de las anafilaxias pueden desencadenarse en el medio escolar, siendo los ámbitos con mayor riesgo de exposición a los alérgenos, el comedor escolar y las actividades educativas extraescolares".

Sin embargo, la doctora Ortega Casanueva ha señalado al diario El Mundo que "la alergia llega al colegio de muchas maneras y en ocasiones, escondida", y se puede encontrar en "materiales de uso común en las aulas por parte de los niños como ceras, tizas, pasta para modelar y pegamentos, contienen en su fabricación, con mucha frecuencia, gluten, frutos secos, soja o proteína de la leche. El contacto, la inhalación o la ingestión accidental de estos productos hace peligrar la seguridad y la vida de los niños con enfermedades alérgicas, asma o inmunodeficiencias primarias (IDP) en la escuela".

Es importante que la escuela, así como el comedor, sean un lugar seguro para el niño. En este sentido, la SEICAP recomienda que "el personal del colegio debe tomar precauciones en todas las zonas de la escuela: cocinas, aulas, patios, gimnasios, campos de deporte, talleres, autobuses, etc. pero también en todas aquellas actividades realizadas fuera del colegio como excursiones o viajes", algo que depende de la colaboración del colegio, padres y "distintos agentes sociales implicados en la actividad".

Así las cosas, la SEICAP enfatiza que "no atender a un niño que sufre un episodio alérgico puede representar un delito de omisión de socorro", al tiempo que aconseja que todos los centros escolares puedan disponer de un personal sanitario encargado del procedimiento de atención urgente al menor.

Además, se debe facilitar un plan de acción que esté disponible para todos los miembros en el centro educativo y que sea fácil de consultar, de manera que "todo el personal deberá saber administrar la medicación en caso de urgencia, si es necesario y conocer los circuitos de atención médica urgente y de aviso a padres o tutores", insiste la doctora.

El personal educativo debe identificar bien al niño con alergia alimentaria para facilitar primeros auxilios en caso de emergencia, principalmente el personal de cocina y los monitores del comedor. Por consiguiente, es deber de los padres el proporcionar el informe médico "dónde conste el diagnóstico y el tratamiento, aportando los medicamentos que tiene que tomar el niño en caso de reacción" para una asistencia adecuada.

Así mismo, la pediatra aclara que "en nuestro medio, y durante la edad pediátrica, los alimentos implicados en orden de frecuencia son las proteínas de huevo (39,1%) y leche (32,3%), seguidas del pescado (11,3%), los frutos secos (18,8%) y las frutas (12%)". Por otro lado, el estudio realizado por la Asociación Española de Pediatría menciona que existe una "relación entre la alergia alimentaria y los episodios de acoso escolar".

Es importante recalcar el papel primordial que tienen los pediatras y profesores en asegurar una atención plena a los niños que sufren de estas alergias, ya que, según remacha la alergóloga, "no hay que discriminar en ninguna actividad del centro al niño por su alergia; lo que se debe hacer es disponer siempre de una alternativa".

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