El uso desmedido de los tradicionales enjuagues bucales o colutorios que todos tenemos en nuestro baño, podría acabar provocando manchas en los dientes o cambios de color, alteraciones en el gusto, sequedad en las mucosas e, incluso, hipersensibilidad dental.
Este tipo de producto lo podemos encontrar fácilmente en la sección de parafarmacia de los supermercados, con frascos con diferentes formas que, en su mayoría, dejan ver que en su interior contienen líquidos de colores, y además suelen tener etiquetas bastante llamativas que prometen una limpieza total y una desinfección absoluta de nuestra boca.
De esta manera, entre la amplia variedad de la oferta de este producto, pueden llegar a surgir dudas, y es que aunque a menudo este producto se emplea con uno u otro término para referirnos a él, no es lo mismo. Mientras los enjuagues bucales están pensados para utilizar tras el cepillado y completar así la higiene de boca y piezas dentales; los colutorios son preparados que se utilizan de forma puntual para solucionar problemas, como por ejemplo las aftas o la inflamación de encías.
Los especialistas en salud bucodental recomiendan que no contengan alcohol, un ingrediente que, a priori, podríamos llegar a pensar que va a desinfectar más y mejor, pero que a la hora de la verdad, va a provocar una sequedad excesiva en la boca, lo que puede conllevar un incremento de la actividad bacteriana. De esta manera, el hecho de que contengan alcohol, no quiere decir que sean mejores o desinfecten más.
El triclosán, un ingrediente básico en este tipo de productos, es un aditivo que despierta polémica desde hace años, hasta el punto de que la Unión Europea lo ha restringido a una concentración máxima del 0,3 % en pastas de dientes y enjuagues bucales. La buena noticia es que este bactericida, que suele usarse en los enjuagues sustituyendo al alcohol, ayuda a prevenir el sangrado de encías, protegiéndolas y ayudando a prevenir infecciones. Sin embargo, también tiene una parte negativa, que no es otra que en recientes estudios se ha revelado que ese potente efecto antiséptico podría afectar a nuestra flora intestinal, empobreciéndola y derivando en problemas como colon irritable o alergias.
Por su parte, la clorhexidina es otro potente antiséptico, y los colutorios que la contienen se suelen recomendar para evitar infecciones tras intervenciones dentales como implantes o extracciones y en caso de problemas de encías. Sin embargo, uno de sus aspectos negativos es que a menudo provocan la aparición de manchas en los dientes, por lo que no debemos usarlos a diario a no ser que nos lo haya indicado un especialista.
Así como el uso de enjuagues bucales es opcional, el cepillado es esencial y por tanto imprescindible; y ningún enjuague o colutorio, por muy bueno que sea, puede sustituirlo, de modo que para mantener una buena higiene oral lo más importante es cepillarse los dientes tres veces al día, y sobre todo hacerlo empleando una buena técnica.