La llegada de la primavera supone para más de 8 millones de personas en España, episodios de picor, enrojecimiento de ojos, estornudos, congestión nasal o dificultad para respirar; y en algunos casos, estos síntomas pueden ser tan intensos que dificultan o incluso impiden a quienes los padecen realizar su trabajo con normalidad, convirtiéndose en una causa para solicitar una baja laboral e incluso la incapacidad permanente.
En este contexto, Pedro Fuentes, secretario de Salud Laboral de UGT Madrid, ha explicado que "puede afectar a todos los sectores, incluído el de oficinas y despachos, ya que el polen se puede encontrar en el ambiente interior de un local a través de las ventanas".
Con todo, son las personas que trabajan en el exterior las más afectadas, de manera que según el experto, "trabajos como la jardinería, la agricultura, la construcción o las relacionadas con el mantenimiento de espacios verdes, con la conducción de vehículos, con la limpieza viaria, controladores del servicio de estacionamiento regulado (SER), reparto de Correos, Agentes forestales".
En todos estos casos, los síntomas pueden ser incluso más intensos y persistentes debido a la exposición continuada, ha reconocido el doctor Pedro Ojeda, responsable de comunicación de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), "bien porque tengan crisis de asma o bien porque tengan síntomas rinoconjuntivales intensos que les impidan dormir bien por la noche, que les impidan un buen descanso nocturno y que les altere claramente el rendimiento en el lugar de trabajo".
Según recoge el diario 20 minutos, ambos expertos coinciden en que es posible darse de baja cuando los síntomas de la alergia afectan a la salud e impiden la realización del trabajo con normalidad, sobre todo cuando "hay necesidad de atención a urgencias por asma o ingreso", añade el doctor.
Aunque no existen estadísticas oficiales sobre la cantidad de casos en los que se produce una baja por este motivo, el doctor Ojeda asegura que "con medicamentos la mayoría de los pacientes suelen estar bien controlados".
En cualquier caso, Fuentes explica que para poder hablar de alergia laboral "es fundamental demostrar que la alergia al polen está directamente relacionada con el trabajo, es decir, que la exposición al polen en el entorno laboral es la causa de los síntomas que padezca el trabajador o la trabajadora, fundamentalmente a través de informes médicos".
Sin embargo, añade que "no sería una enfermedad profesional, porque no está incluida en el Cuadro de Enfermedades Profesionales regulado a través del Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre".
Este decreto aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y en él se establecen criterios para su notificación y registro de la Seguridad Social en España.
El doctor distingue además, entre las enfermedades profesionales y las comunes, al asegurar que "la alergia al polen que es una enfermedad común que tú vas desarrollando en los primeros años de tu vida y que finalmente, si tú trabajas en un lugar en el que tengas exposición a pólenes porque estés expuesto al aire libre, por ejemplo, tu enfermedad común se va a agravar en el lugar de trabajo, sin embargo, a efectos médico-legales no se considera enfermedad profesional".
Para calificarse como una enfermedad relacionada con el trabajo será necesario que la persona trabajadora demuestre que esta ha sido ocasionada por su trabajo habitual. En este contexto, los expertos explican que "si los síntomas alérgicos son muy graves y afectan la capacidad de realizar el trabajo, puede conducir a una incapacidad laboral"; y de hecho, "no solo parcial o total, sino también absoluta, cuando los síntomas afectan de manera grave la capacidad para desempeñar el trabajo y no es posible controlar con tratamiento médico".
