La importancia de tomar bien los antihistamínicos para las alergias...

La importancia de tomar bien los antihistamínicos para las alergias...

La mayoría de las personas no toman bien sus antihistamínicos, por lo que los expertos recomiendan replantearse qué medicamentos para la alergia tienen en sus botiquines, cuáles utilizan los hospitales y qué recomiendan los responsables políticos.

 

Según ha señalado Derek Chu, experto en alergias de la Universidad McMaster en un artículo publicado en la revista científica Canadian Medical Association Journal, «la gente tiene que replantearse qué medicamentos para la alergia tienen en sus botiquines, qué medicamentos tienen los hospitales y qué recomiendan los responsables políticos. Hay que difundir el mensaje».

E este sentido, Gordon Sussman, coautor del trabajo y profesor de medicina de la Facultad de Medicina Temerty de la Universidad de Toronto, ha destacado que «hay nuevos antihistamínicos modernos de segunda generación que son potentes, específicos, de acción rápida y de seguridad probada que todo el mundo debería utilizar para tratar la rinitis alérgica y la urticaria».

Los antihistamínicos se encuentran entre los medicamentos más utilizados de manera incorrecta en todo el mundo, por lo que para saber si estamos tomando mal nuestros antihistamínicos, dependerá de si se ha leído el prospecto; si se sabe si el antihistamínico es de primera o segunda generación y de si se tomas la medicación para la alergia con comida o bebida.

De esta manera, las pastillas para la alergia se pueden utilizar para la rinitis alérgica o los brotes de urticaria, «pero no para el asma, el eczema, la tos o el insomnio», señalan los espe ialistas. De hecho, los autores del artículo afirman que los antihistamínicos «se encuentran entre los medicamentos más utilizados e incorrectos en todo el mundo».

Hay dos tipos de antihistamínicos: los de primera generación, por ejemplo, ifenhidramina, clorfeniramina o hidroxizina, que pueden causar «somnolencia y afectar a funciones psicomotrices o cognitivas, incluido el rendimiento escolar», y con los que tomar más medicación de la recomendada puede causar la muerte y son potencialmente peligrosos tanto para los jóvenes como para los mayores; y los de última generación, como pueden ser la bilastina, cetirizina, desloratadina, fexofenadina, loratadina, rupatadina o ebastina, que son preferibles frente a los de primera generación por varios motivos.

Los de última generación «son más seguros», según afirman los autores del artículo, que destacan que, además, tienen menos efectos secundarios, de forma que tan solo el 4 % siente somnolencia frente al 28 % de los que usan antihistamínicos de primera generación. Además, los efectos de los de segunda generación son más duraderos (12-24 horas frente a 4-6 horas) y son medicamentos de acción más rápida que los anteriores.

«La Organización Mundial de la Salud (OMS) sustituyó la clorfeniramina por la loratadina en su lista de medicamentos esenciales en 2013 por estas razones», afirman Chu y Sussman.

Por suerte, los antihistamínicos de última generación «son más seguros, tan asequibles y tan eficaces como los de primera generación», indican los autores, que recuerdan, no obstante, que a pesar de hacer muy bien su trabajo contra las alergias, hay que tener en cuenta que no sirven para frenar una reacción anafiláctica, siendo la medicación adecuada para estos casos es la epinefrina.

Para finalizar, los autores de este artículo señalan que «los antihistamínicos en dosis estándar no dañan al feto durante el embarazo y pueden utilizarse durante la lactancia». Y que «también son seguros para los niños», no obstante, ante cualquier duda, insisten en que lo mejor es acudir al médico de cabecera o al alergólogo. 

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