Las células inmunes para la alergia podrían servir además contra el cáncer, lo que podría llevar a una nueva inmunoterapia

Las células inmunes para la alergia podrían servir además contra el cáncer, lo que podría llevar a una nueva inmunoterapia

Un estudio preliminar realizado por investigadores de City of Hope (Estados Unidos) ha descubierto que un tipo de células inmunitarias del cuerpo humano conocidas por su importancia para la alergia y otras respuestas inmunitarias también podrían atacar el cáncer, un hallazgo que podría conducir a un nuevo tipo de inmunoterapia.

 

Estos hallazgos, publicados en la revista Cell, muestran que las células pueden expandirse fuera del organismo y aplicarse en mayor número para eliminar células malignas tanto en cánceres sanguíneos como en tumores sólidos, un hallazgo que podría conducir a un nuevo tipo de inmunoterapia.

Estas células, denominadas células linfoides innatas humanas de tipo 2 (ILC2), pueden expandirse fuera del organismo y aplicarse en mayor número para superar las defensas de un tumor y eliminar las células malignas en modelos de ratón con cáncer.

El equipo de City of Hope ha identificado las células ILC2 humanas como "un nuevo miembro de la familia celular capaz de eliminar directamente todos los tipos de cáncer, incluidos los cánceres de la sangre y los tumores sólidos".

Según ha afirmado el profesor del Departamento de Hematología y Trasplante de Células Hematopoyéticas de City of Hope y autor principal del estudio, el doctor Jianhua Yu, "en el futuro, estas células podrían fabricarse, conservarse mediante congelación y administrarse a los pacientes. A diferencia de las terapias basadas en células T, como las células CAR-T, que requieren el uso de las propias células del paciente debido a sus características específicas, las ILC2 podrían obtenerse de donantes sanos, lo que presenta un enfoque terapéutico potencial distinto como producto alogénico y listo para usar".

En investigaciones anteriores centradas en células de ratón, las ILC2 no habían resultado prometedoras cuando se comprobó su capacidad para matar el cáncer. Sin embargo, en los laboratorios altamente traslacionales de City of Hope, los investigadores dieron prioridad al examen de células humanas y descubrieron que las ILC2 humanas no funcionan igual que las ILC2 de ratón.

"Por lo general, los ratones son modelos fiables para predecir la inmunidad humana, por lo que fue una verdadera sorpresa descubrir que las ILC2 humanas actúan directamente contra el cáncer, mientras que sus homólogas de ratón no lo hacen", ha afirmado en este sentido el coautor principal del estudio y profesor del Departamento de Hematología y Trasplante de Células Hematopoyéticas del City of Hope, el doctor Michael Caligiuri.

Para analizar las ILC2 humanas, Yu y su equipo aislaron primero las células de una muestra de sangre. A continuación, desarrollaron una novedosa plataforma que en cuatro semanas puede multiplicar por 2.000 las ILC2 extraídas del organismo, para posteriormente inyectan estas ILC2 expandidas externamente en ratones injertados con leucemia mieloide aguda (LMA) humana o tumores sólidos, como cáncer de páncreas, pulmón y glioblastoma.

Los resultados demostraron que esta población de ILC2 podía destruir estos tumores mediante un mecanismo anticancerígeno desconocido hasta entonces. "Una prueba convincente y directa apareció cuando colocamos una célula ILC2 y otra tumoral directamente juntas y comprobamos que la célula tumoral moría, pero la célula ILC2 sobrevivía", ha explicado Yu, que ha añadido que "esto demuestra que las ILC2 mataron directamente a la célula cancerosa en ausencia de cualquier otra célula".

En este contexto, Yu ha señalado además que no es necesario que las ILC2 procedan de las propias células del paciente con cáncer, lo que significa que puede existir la posibilidad de cosechar y congelar ILC2 de donantes sanos para opciones de tratamiento con ILC2 en el futuro.

No obstante, los investigadores advierten de que, dado que aún se encuentran en los primeros días de la comprensión de las funciones cancerígenas de las ILC2, aún quedan muchas preguntas por responder, por lo que tienen previsto seguir trabajando con sus colaboradores para comprender y aprender más sobre las ILC2 humanas ahora que saben que son células asesinas.