La alergia a la proteína de la leche de vaca, que nada tiene que ver con la "intolerancia a la lactosa", es la alergia alimentaria más frecuentes en la infancia, con una prevalencia que va en aumento.
Esta alergia consiste en una reacción alérgica desproporcionada frente a la ingesta de la leche de vaca, cualquiera de sus derivados o aquellos alimentos que contengan la proteína de leche de vaca en su composición, y se según su origen se clasifica en tres diferentes subtipos: las mediadas por Inmunoglobulina E (IgE), las no mediadas por IgE, con respuesta retardada, y las mixtas.
Estamos ante una patología difícil de diagnosticar, ya que sus síntomas individualmente pueden ser confundidos con otras alergias, siendo las manifestaciones más frecuentes de tipo gastrointestinales y otras inespecíficas, tales como reflujo, cólicos persistentes, diarrea y sangrado en materia fecal, aunque también puede involucrar a la piel, con eczemas de difícil tratamiento, ronchas, e hinchazón en labios y párpados.
Si no se detecta a tiempo, en algunos casos esta enfermedad puede llegar a provocar retraso en el crecimiento y, con menor frecuencia, algunos niños pueden presentar una reacción alérgica severa con riesgo potencial de muerte, la denominada anafilaxia.
Según la Dra. Karina López, pediatra especialista en Alergia e Inmunología Infantil, "las alergias alimentarias son un grupo de enfermedades alérgicas que se producen a partir de una reacción inmunológica frente a la ingesta de un alimento contra las proteínas de los alimentos; se repiten cada vez que se ingiere el alimento y han cobrado más importancia debido a su drástico aumento en los últimos años, con mayor relevancia en niños, considerándose 'la segunda oleada' de la epidemia alérgica, impactando en la calidad de vida del paciente y su familia, lo que la posiciona como un verdadero problema de salud pública",.
Por su parte el Dr. Jorge Martínez, director del Comité Científico de Pediatría de la AAAeIC, ha declarado que "si bien en las alergias alimentarias existe un grupo de ocho alérgenos responsables de la mayoría de las reacciones, como la leche de vaca, el huevo, la soja, el trigo, los frutos secos, pescado, mariscos y maní, la alergia a las proteínas de la leche de vaca y del huevo son las de mayor relevancia en nuestro país", para añadir que "la alergia a la proteína de la leche se presenta en el primer año de vida y suele llevar un tiempo hasta su identificación y diagnóstico, tiempo que afecta particularmente al niño y a todo su entorno familiar.
Dado que la proteína de la leche atraviesa la leche materna y el niño se expone indirectamente al ser amamantado, el tratamiento inicial consiste en la llamada dieta de exclusión, en la que la madresaca de su dieta todo producto lácteo o derivado que contenga la proteína de la leche de vaca. Por otra parte, si el niño ya está recibiendo otros alimentos, ninguno de estos debe contener componentes de la leche de vaca.
Para aquellos casos en los que no es viable mantener la lactancia, y el cuadro patológico esté justificado, es posible reemplazarla por fórmulas infantiles especiales indicadas por el pediatra o el especialista médico.
Recientemente se han introducido en el mercado fórmulas infantiles que a sus componentes les suman prebióticos y probióticos, que son bacterias benéficas y el alimento para el desarrollo de esas bacterias. Los prebióticos también son el alimento de otras bacterias benéficas que están naturalmente presentes en el intestino del bebé.
Su combinación en una fórmula infantil genera una acción sinérgica denominada efecto simbiótico que contribuye a que el niño desarrolle una microbiota saludable. Este tipo de fórmulas infantiles están presentes con distintas formulaciones para diferentes rangos de edades, que van desde el nacimiento hasta los tres años de edad, período en el que la mayoría de los casos revierten de forma espontánea.
