Las alergias están cada vez más presentes en la sociedad, ya que existe un considerable aumento de pacientes que acuden al especialista para conocer por qué sufren determinados síntomas, al tiempo que los niños son la población más afectada por las alergias alimentarias que padecen entre un 7,5 % y un 10 % de la población infantil, llegando a aumentar hasta en un 2 % cada año.
Se trata de una realidad que preocupa, y mucho, en los colegios, donde normalmente se da de comer a los más pequeños. Mientras tanto, la población adulta que sufre alergias alimentarias no supera el 0,5 %, debido a que con el paso del tiempo se van superando las reacciones alérgicas.
“Se han hecho estudios a mujeres embarazadas para intentar prevenir las alergias alimentarias, sin embargo no hay resultados concluyentes, por lo que no se recomienda una alimentación especial ni evitar ciertos alérgenos en mujeres en proceso de gestación”, ha explicado la especialista Sonia de Arriba, experta en alergia alimentarias infantiles.
Cuando los niños no superan los dos años de edad, la leche es el alimento más común que produce alergia, pero también es la que más fácilmente llega a superarse, al contrario que el huevo, que coge fuerza a medida que el paciente crece. “Primero es la leche, luego el huevo, y después ya pueden llegar a causar alergia los frutos secos, las frutas y el pescado”, ha comentado la doctora.
Este tipo de alergias pueden llegar a convertirse en anafilaxias, reacciones alérgicas de curso rápido que ponen en riesgo la vida del afectado porque afectan a todo su organismo. “Cuando se produce una reacción alérgica tan fuerte como lo es una anafilaxia debe de intervenir la adrenalina. Desde el Hospital luchamos porque los colegios dispongan de este medicamento, ya que es el fármaco que puede salvar la vida del niño”, ha explicado De Arriba.
No existe una medicación que cure una alergia alimentaria, sino únicamente fármacos que palian las reacciones alérgicas. El único método que existe para no sufrir una reacción de este tipo es evitar el alimento o hacer inducciones a tolerancia, siempre en el hospital y bajo la supervisión de un médico.
