Los avances tecnológicos en el ámbito de la alergia al polen de olivo, posibilitan que, desde hace 15 años hasta la actualidad, los complejos hospitalarios hayan pasado de tener salas abarrotadas a que únicamente se atiendan casos de gravedad, puesto que el resto están controlados.
“Es muy raro que se produzca una crisis de asma con graves consecuencias, salvo que el paciente no se comprometa con el tratamiento”, ha asegurado Manuel Alcántara Villar, doctor en Medicina y Cirugía y director del curso “Abordaje integral del paciente con asma por alergia al polen de olivo”.
Hoy en día, dentro del polen del olivo, hay 13 alérgenos, esto es, “proteínas responsables de la afección”, que influyen en el grado de gravedad. Un paciente puede estar afectado por uno, dos o siete alérgenos, por lo que el tratamiento sería distinto en cada caso.
“Una alergia es curable. El paciente que presenta problemas ante un alérgeno lo tiene más fácil frente al que los presenta ante siete, ya que influyen más factores. Pero se avanza hasta una meta: Vacuna a la carta, que haya remedio para cada alérgeno”, ha detallado el experto.
Solo el 6 % de los alérgicos es vulnerable a una única proteína. Sin embargo, pese a las innovaciones, Alcántara asegura que la alergia, en general, “está aumentando”, y que el estilo de vida de los países del primer mundo tiene mucho que ver con esta tendencia. “Hay más casos que en países subdesarrollados porque, según una hipótesis, nuestro cuerpo está acostumbrado a las vacunas u otros productos que hacen que reaccione frente a cosas que, en teoría, no debería”, ha afirmado.
Este doctor ha puntualizado algunas medidas, distribuidas en pilares, como remedio a estos males. “Por un lado, medidas de evitación, que son difíciles de poner en práctica porque, prácticamente, habría que meter al paciente en una burbuja durante toda la primavera; cuando eso falla, no nos queda más remedio que el tratamiento para los síntomas, con varios medicamentos, según los alérgenos que se quieran combatir y, aun así, podría seguir con los síntomas, y, por último, las vacunas, que no pueden ser prescritas para todos, ya que los pacientes son variados”, dice.
La consecuencia más grave en estos afectados sería la crisis del asma, que podría acabar en muerte, pero esa posibilidad está descartada por las técnicas que se implantan hoy en día.
En muchas ocasiones, el empeoramiento no es un problema del tratamiento, sino del propio paciente, cuyo cuerpo cambia y es afectado por otros alérgenos. “El tratamiento puede quedar desfasado y hay que tener en cuenta que se pueden desarrollar otras alergias. Por ejemplo, un alérgico al polen de olivo puede serlo también a la graminia o al ciprés”, concluye este especialista en Alergología.