El 20 % de los supuestos alérgicos a la penicilina, en realidad no lo es

El 20 % de los supuestos alérgicos a la penicilina, en realidad no lo es

Un simple cuestionario podría reducir en un 20 % el número de alérgicos a la penicilina; hasta el punto de que más de 30 millones de personas en Estados Unidos cree erróneamente que es alérgico a este fármaco.

Se trata de una situación que genera millones de dólares en costes adicionales en la atención sanitaria, efectos secundarios adversos por el uso de antibióticos más potentes y un riesgo por el aumento de infecciones potencialmente peligrosas resistentes a los antibióticos.

En este sentido, Christopher M. Bland, profesor clínico asociado del Colegio de Farmacia de la Universidad de Georgia (UGA), ha descubierto que pidiendo a quienes dicen ser alérgicos a la penicilina que respondan a un cuestionario de una página, y en caso de que fuera necesario, que se sometieran a una prueba cutánea de alergia a la penicilina, se evitarían todos esos casos.

"Muchas reacciones alérgicas en realidad solo son efectos secundarios. En muchos casos no tenemos que pasar del cuestionario", ha señalado Bland, que ha añadido que "estamos descubriendo que lo que la mayoría de estos pacientes piensa que es una reacción alérgica es en realidad solo un efecto secundario que puede haber ocurrido una vez y que podría no volver a suceder. Los pacientes nos dicen que se marearon o tuvieron náuseas después de tomar penicilina hace años o que su padre era alérgico a la penicilina, así que también pensaron que eran alérgicos".

Bland ha explicado que a menudo se culpa a la penicilina de todos estos eventos adversos aun cuando puede no ser el culpable. Incluso los que alguna vez fueron alérgicos a la penicilina pueden no serlo ya.

Después de cinco años, los estudios muestran que la mitad de los individuos que tuvieron una reacción alérgica a la penicilina –como urticaria, sibilancias, falta de aire o anafilaxia– ya no eran alérgicos; y a los diez años, esa cifra aumenta al 80 %.

En una investigación presentada en la reunión internacional sobre enfermedades infecciosas celebrada en Washington DC, IDWeek, Bland y sus colegas demostraron cuántas alergias a la penicilina se han eliminado de los registros de los pacientes después de que éstos fueran entrevistados por estudiantes de Farmacia de la UGA. "Podemos reducir el número de personas que piensan que tienen alergia a la penicilina en un 20 por ciento de inmediato, simplemente hablando con ellos a través de nuestro cuestionario", ha explicado Bland.

La Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas ha recomendado que se promueva la evaluación de la alergia a la penicilina como una forma de eliminar esta etiqueta de los registros médicos en aquellos pacientes que no son alérgicos. De esta forma, 98 de cada 100 pacientes que participaron en el estudio resultó no ser alérgico.

La investigación, cuyos resultados han sido publicados en el Foro Abierto de Enfermedades Infecciosas, ha descubierto un ahorro promedio de 350 dólares por paciente, que incluyen el costo de la prueba cutánea. Según Bland, "nuestro objetivo es que cada alergia a la penicilina sea cuestionada y reconocida, y que la mayoría salga de los registros médicos y permita a los pacientes obtener el mejor antibiótico para su infección en particular, que a menudo es una penicilina".