Aunque parece que ya nos hemos acostumbrado a llevar la mascarilla cada vez que salimos a la calle, todavía no nos hemos hecho a ello del todo, ya qu es algo nuevo y aún hay que perfeccionar la técnica para llevarla con garantías y así evitar algunos errores, como llevarla con la nariz por fuera, lo que es lo mismo que no llevarla, ya que lo fundamental es proteger las mucosas.

En este sentido, los expertos recomiendan usar gafas para proteger los ojos, o evitar ponérsela para hacer deporte, ya que según algunos estudios, es muy peligroso porque el dióxido de carbono que expulsas al respirar se queda en la mascarilla... el caso es que a medida que pasas del ejercicio moderado al intenso, es posible que vuelvas a respirar dióxido de carbono, lo que puede reducir la función cognitiva y aumentar la frecuencia respiratoria.

En China ya se han registrado algunos casos de jóvenes que han fallecido mientras hacían ejercicios de gimnasia con mascarilla. Pero eso no es todo, ya que incluso durante los ataques de tos más leves, las gotas que escapan de la mascarilla podrían viajar hasta un metro.

Algunas investigaciones han descubierto, pese a las contradicciones de la OMS, que pese a que ayudan a controlar la propagación de Covid-19, toser repetidamente en ellas podría hacerlas menos seguras. En este sentido, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nicosia en Chipre, utilizó modelos informáticos para demostrar hasta qué punto las gotas podían ser expulsadas de las máscaras al toser, incluso durante los ataques de tos más leves, y que esas gotas podrían llegar hasta un metro.

Los responsables de la investigación han explicado que esto se debe a la presión del aire que se acumula dentro de la máscara entre la tos, y aunque las máscaras reducirán la transmisión de gotas, no podemos ignorar que se seguirán expulsando algunas gotas lejos de ellas.

Los autores de este estudio también señalaron que las gotas que viajaban más lejos eran de un tamaño más pequeño en comparación con las que provenían de una persona que no llevase mascarilla, aunque todavía no hay consenso científico sobre si el tamaño de las gotas las convierte en menos infecciosas.

Como es lógico, los investigadores señalaron que usar una mascarilla sigue siendo mucho más efectivo que salir sin protección de ningún tipo, ya que los recubrimientos faciales disminuyen y acortan la distancia que pueden viajar las partículas virales y sin ellos, las gotas viajan el doble de distancia.

Lo único que queda es, siempre que puedas, toser en el codo tal y como nos previnieron al principio de la epidemia, e intentar guardar la distancia de seguridad siempre que sea posible.