El número de niños con reacciones alérgicas a los alimentos se incrementa un 2% cada año

El número de niños con reacciones alérgicas a los alimentos se incrementa un 2% cada año

Hasta hace una década, ser diagnosticado en la infancia de una alergia alimentaria suponía no poder volver a consumir el alimento en cuestión; sin embargo, en la actualidad y gracias a los nuevos avances en diagnóstico molecular, tener alergia a un alimento ya no implica necesariamente su evitación estricta. Con todo, la prevalencia de las alergias alimentarias en niños se incrementa cada año un 2 % en nuestro país.

 

La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) y la Organización Mundial de la Alergia estiman que, en los países desarrollados, uno de cada diez menores tiene una alergia de este tipo.

En relación con esto, la doctora Laura Valdesoiro Navarrete de la Unidad de Alergia y Neumología Pediátricas del Hospital Universitario Parque Taulí de Sabadell y coordinadora del grupo de trabajo de Alergia a Alimentos de la SEICAP, ha asegurado a la Cadena SER que este aumento de casos se debe, por un lado, a la mejora en los diagnósticos y, por otro, a las características de nuestro entorno.

En este sentido ha afirmado que “este aumento de alergias es multifactorial y hay varias hipótesis para explicarlo: por un lado, está la higienista que defiende que la reducción del contacto microbiano a una edad temprana hace que aumenten las enfermedades alérgicas. Luego están los que sostienen que es todo lo contrario, que se desarrollan más alergias por la exposición a contaminantes ambientales y aditivos alimentarios”.

En cualquier caso, los pediatras alergólogos sostienen que la clave está en la prevención; y una de las estrategias pasa por introducir los alimentos potencialmente alérgenos de forma precoz en la dieta incluso antes de los 6 meses de vida (4-6 meses), siempre manteniendo la lactancia materna el mayor tiempo posible.

En este sentido, la doctora Valdesoiro Navarrete ha advertido que “no hay que tener miedo a introducir en la dieta de los niños alimentos con fama de producir alergias, sino todo lo contrario. Y en niños alérgicos con mayor motivo. Cuanto más pequeño eres, más moldeable es tu sistema inmune y tiene más capacidad de adaptación y, si introducimos de forma temprana todo tipo de alimentos, estaremos previniendo que se desarrollen nuevas alergias alimentarias”, para añadir que “aunque para tener alergia hay que estar predispuesto genéticamente, podemos favorecer o evitar su aparición”, y concluir que "el diagnóstico molecular nos permite saber cuáles son las proteínas concretas del alimento que producen reacción y, dado que algunas de estas proteínas se modifican con el calor, es probable que puedas tolerar ese alimento en alguna forma de elaboración, como los horneados con harinas”.

Los dos alimentos que más frecuentemente provocan alergia en niños son la leche y el huevo. “En el huevo, por ejemplo, encontramos el ovomucoide y la ovoalbúmina; es muy importante saber a cuál de estas dos proteínas se tiene alergia para saber si se puede consumir el alimento en alguna forma o no. Un niño con alergia al ovomucoide seguramente no tolere el huevo en ningún caso porque esta proteína es resistente al calor. Sin embargo, un niño con alergia a la ovoalbúmina puede comer huevo si está cocido o en horneados con harinas. Siempre deberemos comprobarlo, previamente, con una exposición controlada en el hospital”, apunta la doctora Valdesoiro Navarrete.

En los frutos secos, por ejemplo, hay proteínas compartidas por todos los frutos secos y otras que son propias de uno en particular; saber exactamente cuál es la que produce reacción y en qué frutos está presente, hará que no se tenga que evitar el consumo de todos ellos. Sin embargo, cuando una prueba de alergia alimentaria sale positiva es muy importante tener en cuenta que no siempre significa que se es alérgico a ese alimento; hay que evaluarlo a fondo para asegurarse.

El tratamiento habitual de una alergia alimentaria ha sido, durante los últimos años, la evitación estricta del alimento en todas sus formas, algo que dificulta mucho el día a día del niño con alergia y de su familia, que debían estar pendientes del etiquetado y también al hacer comidas fuera de casa, además de llevar encima la adrenalina y el antihistamínico para actuar en caso de reacción alérgica.

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