Cuando se padece alergia al sol...

Cuando se padece alergia al sol...

El encuentro de nuestra piel con los rayos ultravioleta (UV) del espectro solar puede dar lugar a diversas reacciones antiestéticas, la mayoría de las veces benignas, pero a veces incapacitantes que se suelen denominar popularmente "alergias solares”, pero que en realidad son fotodermatosis, que incluyen la lucitis, ya sea benigna (frecuente) o polimorfa (más rara), urticaria solar o reacciones de fotosensibilización.

 

Todas estas alergias se producen con mayor frecuencia en zonas de la piel que no suelen estar muy expuestas o que no lo han estado durante algún tiempo, tale como el escote, la espalda o los hombros, aunque no en la cara.

Esta fotosensibilidad puede manifestarse en forma de granos, pequeñas ampollas o manchas rojas, irritación o una sensación de picor más o menos virulenta. Su aspecto, intensidad y persistencia varían según el individuo y el tipo de alergia; y mientras las lucitis de verano adoptan la forma de pequeños granos, su versión polimorfa provoca lesiones rojas más grandes.

Por su parte, la urticaria provoca una sensación de quemazón en las lesiones edematosas, pero desaparece en un día. En la mayoría de los casos, sin embargo, los síntomas desaparecen espontáneamente, sobre todo con el bronceado; y en el caso de la quemadura solar polimorfa, puede tardar varias semanas.

Pueden verse afectados todos los tipos de piel, y se calcula que entre el 10 y el 20 % de la población está afectada por quemaduras solares estivales, que se dan más en mujeres jóvenes de 20 a 30 años (90 % de los casos), lo que no significa en ningún caso que los hombres estén exentos.

Así las cosas, parece claro que tener la piel clara aumenta el riesgo de verse afectado, aunqueo siempre se conoce la causa exacta. En cualquier caso, las fotodermatosis son una reacción inflamatoria anormal de la piel a la luz, y algunas de ellas, como la urticaria, son el resultado de una reacción de las células inmunitarias de la piel.

En respuesta a la exposición a la radiación UV, las células inmunitarias, en particular los mastocitos y los basófilos, ambos miembros de la familia de los glóbulos blancos, pueden liberar histamina, uno de los principales mediadores de las respuestas alérgicas. La histamina es una molécula de señalización del sistema inmunitario con propiedades inflamatorias que provoca una dilatación de los pequeños vasos sanguíneos responsables del enrojecimiento cutáneo que aparece, y puede provocar un aumento de la liberación de agua de los vasos, lo que da lugar a un edema local.

Además, actúa sobre las terminaciones nerviosas y provoca el picor asociado a las alergias; mientras que en otros casos, como las reacciones de fotosensibilización, la alergia está causada por una reacción química entre la exposición al sol y un producto aplicado sobre la piel o un medicamento oral, que hace que el producto sea sensibilizante.

Los UVB son los responsables de las quemaduras solares y del bronceado, aunque no penetran más allá de las capas superficiales de la piel, a diferencia de los UVA, que pueden alcanzar las capas más profundas. Por ello, los daños causados por los UVB son especialmente pronunciados en las personas de piel clara, mientras los UVA son perjudiciales para todos los tipos de piel, incluidas las más oscuras, y pueden afectar a la permeabilidad de los vasos sanguíneos induciendo una vasodilatación local, debida en gran parte a la acción de la histamina.

La mayoría de los protectores solares protegen contra los UVB, pero sólo parcialmente contra los UVA, cuyo efecto nocivo es acumulativo.

Para detener los síntomas habrá que dejar de exponerse al sol, poniéndose a la sombra, protegiéndose la piel con ropa, utilizando una crema solar adecuada y, en el caso de la fotosensibilización, evitando los alérgenos conocidos.

En el caso de que los síntomas persistan o sean más grave, se puede requerir intervención farmacológica para aliviarlos, incluyendo aplicaciones tópicas de cremas calmantes para los casos leves o corticosteroides y antihistamínicos orales que bloquean los efectos de la histamina y la inflamación.

También se puede favorecer un enfoque preventivo previo, exponiendo progresivamente la piel al sol para que se acostumbre a la radiación UV, y evitando las horas más agresivas, tomando además complementos alimenticios como betacarotenoides o utilizando un tratamiento a base de ácido paraaminobenzoico.

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