Estados Unidos está afrontado el debate de si hay que acabar de una vez por todas con las cocinas de gas, una discusión que se centra en el hecho de que los humos de estas combustiones pueden ser mucho más peligrosos para la salud de lo que se creía hasta ahora, pudiendo llegar en situaciones extremas a provocar algún tipo de asma y otras alergias.
La seguridad de las cocinas de gas preocupa a las autoridades estadounidenses hasta el punto de que algunos órganos norteamericanos comos la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo y distintos municipios están considerando regular este tipo de emisiones, aunque no está aún claro qué forma tomarán estas medidas.
En principio se descartó una prohibición de estos sistemas, pero cada vez son más los científicos que alertan de los riesgos de esta tecnología y la posibilidad de una prohibición parece haber resurgido.
Así las cosas, la combustión del gas que se utiliza como fuente de calor en cocinas de medio mundo, y pese a que no emite ningún humo visible, sí que libera gases y partículas que pueden afectar a nuestra salud, especialmente a nuestro sistema respiratorio.
La atención de los expertos se ha situado especialmente en el dióxido de nitrógeno y la materia particulada de menos de 2,5 micras (PM2,5), partículas de un tamaño muy reducido que se generan en la combustión y después pasan al aire.
Según revela un estudio publicado en la revista Environmental Science & Technology, se observó que incluso las cocinas apagadas pueden llegar a liberar pequeñas cantidades de metano, unas emisiones que podrían tener un impacto sobre la salud y que podrían comenzar desde la infancia.
De esta manera, diversos estudios han señalado la relación entre las cocinas de gas y la aparición de asma en la infancia. En 2013, un estudio realizado a partir de estudios anteriores observó que los menores expuestos a este tipo de cocinas tenían más de un 32 % más de probabilidades de desarrollar asma; mientras que otro trabajo publicado en 2022 y realizado en EE UU calculó que el 13 % de los casos de asma en el país podían atribuirse a las cocinas de gas.
El dióxido de nitrógeno también podría agravar los síntomas asmáticos de los adultos, y está vinculado a la aparición y desarrollo de la enfermedad pulmonar inflamatoria crónica.
Las cocinas de gas emiten considerablemente menos que los motores de combustión, pero lo hacen en un recinto cerrado, por lo que, según los expertos, aunque quizá no sea el momento de cambiar la cocina, si existen mecanismos para reducir el riesgo de padecer problemas derivados de estas cocinas, como mantener las cocinas bien ventiladas ya sea a través de las ventanas o utilizando extractores y otros sistemas semejantes.
Por otro lado, ls sistemas de purificación de aire pueden filtrar algunos de los agentes contaminantes que se emiten en nuestra cocina, con la desventaja de que no todos los gases pueden ser filtrados a través de estos sistemas, aunque sí retienen otros contaminantes que proceden del exterior de nuestros hogares.