El asma por frío y la alergia al frío aparecen por una exposición a las bajas temperaturas propias del invierno, pero son dos patologías distintas que se manifiestan de forma diferente, ya que la primera es una reacción que provoca el frío en las vías respiratorias hipersensibles; mientras que la segunda es una afección dermatológica que, en casos severos, puede afectar también a las vías respiratorias.
Distinguir estasa dos típicas afecciones invernales ocasionadas por el frío intenso es esencial para su correcto manejo. Las personas asmáticas tienen las vías respiratorias hipersensibles y con la inhalación del aire frío se resecan y se contraen, lo que explica el empeoramiento de esta patología durante el invierno.
Según cuenta un amplio reportaje del portal El Médico Interactivo, para una persona con asma respirar aire frío por la boca provoca una constricción de las vías respiratorias que puede desencadenar una crisis, por loo que la inhalación de aire frío puede conducir a la sequedad de las vías respiratorias, tanto directa como indirectamente.
Según ha explicado la doctora Patricia Ávila Pecci, del Centro de Salud de Sanlúcar La Mayor, en Sevilla, “esto es así porque el aire frío suele ser seco, lo que hace disminuir la humedad de las mucosas de la vía respiratoria provocando esa sequedad e irritación”. Por otro lado, continúa la especialista, "las bajas temperaturas suelen favorecer la congestión nasal provocando la respiración por la boca, lo que evita la humidificación y el calentamiento de ese aire que se produce al respirar por la nariz".
Más específica se ha mostrado la doctora Aurora María Mena Morales, del Centro de Salud de Badolatosa, en Sevilla, al explicar que: “cuando hace mucho frío y se respira por la vía oral, se incrementa la broncoconstricción y la consiguiente dificultad respiratoria y disnea. Además, el aire al no pasar por la nariz no se humedece por lo que su inhalación por la boca contribuye a los espasmos y la inflamación de mucosas”. Según la experta, el aire frío también estimula la producción de histamina que desencadena sibilancias y dificultad respiratoria.
A la hora de diferenciar una crisis de asma de una alergia producida por la inhalación de aire muy frío, la nariz juega un papel fundamental, ya que protege a las vías respiratorias frente al aire frío y/o contaminado.
La alergia al frío o urticaria a frigore es una afección dermatológica bastante desconocida que afecta a ciertas personas cuando se exponen a temperaturas muy bajas o bien a cambios bruscos de termostato. En la mayoría de los casos se manifiesta mediante la aparición de ronchas en la piel que provocan sensación de quemazón y picor, aunque hay casos más severos con hinchazón de labios y garganta al ingerir productos fríos e incluso problemas respiratorios.
Esas situaciones térmicas hacen que el organismo libere histamina y otras sustancias en la sangre que causan la aparición de esos síntomas cutáneos, lo que provoca que esta afección suele aparecer en niños, adolescentes y menores de 30 años expuestos a temperaturas por debajo de los 4°C, si bien no es la única causa.
El contacto con objetos fríos, los cambios bruscos de temperatura, las inmersiones en agua fría o el consumo de productos refrigerados o congelados también pueden producir este tipo de reacción. En este sentido, Juan Larios Rodríguez, médico en el Centro de Salud de Camas, en Sevilla, ha indicado que “aunque se manifiesta en eritema con la aparición de habones y prurito, no se puede descartar una reacción más sistémica y grave con la afectación de otros órganos. Su tratamiento suele ser a base de antihistamínicos (anti-H1) o, incluso, corticoides sistémicos (orales o parenterales) y tópicos”.