En relación con el coronavirus hemos ido conociendo diferentes datos acerca de su desarrollo y transmisibilidad, factores a los que hemos tenido que ir adaptando nuestro estilo de vida para no ponernos en riesgo; y aunque desde el principio sabemos que la enfermedad responde a enfermedades que se transmiten entre los animales y el hombre, aún se viene investigando si los animales domésticos pueden ser también posibles reservorios.
Así las cosas, se han llevado a cabo diversos experimentos en perros y gatos con el objetivo de averiguar cuán susceptibles son estos animales ante la pandemia. Hasta hace poco se creía que el virus sólo atacaba a los humanos, pero en los últimos tiempos ha sido detectado también en algunos animales domésticos.
De esta manera, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., las mascotas, incluidos perros y gatos, se infectaron con el virus que causa la Covid-19, sobre todo después de que los animales estuvieran en estrecho contacto con personas infectadas con el virus.
Existían más evidencias en el caso de los gatos, y de hecho, desde las primeras etapas de la pandemia se han reportado casos de gatos infectados, al tiempo que había investigaciones que habían reportado que los gatos infectados emiten partículas víricas que podían contagiar a otros gatos. Eso sí, no existían pruebas concluyentes de que la desarrollaran o la transmitieran a humanos.
Esto acaba de cambiar, ya que se ha presentado la primera evidencia sólida de un caso de transmisión del virus pandémico desde un felino a una persona. Las particularidades del caso se han detallado en un artículo publicado en la revista científica Emerging Infectious Diseases, dependiente del Centro de Control de Enfermedades (CDC) estadounidense.
El primer caso en concreto fue de la transmisión de un gato a su veterinaria. Después de que el dueño e hijo de este transmitieran el Covid-19 a su gato, el cual también dio positivo, este estornudó en la cara de la veterinaria cuando esta estaba tomando su muestra. A pesar de llevar mascarilla y guantes, la veterinaria no llevaba protector en los ojos, y tres días más tarde, comenzó a mostrar síntomas de la enfermedad (fiebre, tos...) y dio positivo en un test.
El caso es que ninguno de sus contactos cercanos enfermó, lo que ya apuntaba a que podría haberlo contraído por el gato. La confirmación se hizo patente cuando se realizó la prueba genómica del virus en los cuatro implicados: el padre, el hijo, la veterinaria y el gato, y se descubrió que las secuencias eran en cualquier caso idénticas.
A pesar de todo, los investigadores reconocen que estos casos de transmisión gato a humano son muy raros, y la evidencia disponible hasta ahora indica que los gatos no desprenden muchas partículas virales, y que únicamente lo hacen durante unos pocos días.