¿Porqué no recomendar antihistamínicos que te han ido bien con tu alergias...?

¿Porqué no recomendar antihistamínicos que te han ido bien con tu alergias...?

La automedicación, es decir, utilizar medicamentos por iniciativa propia sin ser prescritos o aconsejados por un médico o farmacéutico, es una práctica común en las alergias que entraña riesgos derivados de su uso, y que podría llegar a empeorar la enfermedad por el uso de un fármaco no adecuado como encubrimiento de una patología diferente, o incluso generar reacciones adversas.

 

En este sentido, Teresa Kaiser, profesora del máster en Dermofarmacia y Formulación Cosmética de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha señalado que “los fármacos comúnmente utilizados para la alergia, lo antihistamínicos, según su formulación (primera o segunda generación), pueden provocar somnolencia, disminución de la concentración, sequedad bucal, taquicardia, estreñimiento y por lo tanto no se deben recomendar por el simple hecho de que a nosotros nos han ido bien”.

Kaiser ha añadido que “es importante destacar que los preparados fitofarmacéuticos (plantas medicinales), también son susceptibles de poder originar reacciones adversas o interacciones con otros medicamentos o alimentos”, al tiempo que sostiene que “las personas somos genéticamente distintos, por lo que puede que no tengamos las mismas reacciones frente a la exposición de sustancias externas alergénicas”.

Entre las erupciones alérgicas de la piel más frecuentes, Teresa Kaiser cita la urticaria, la dermatitis alérgica o por contacto y el eczema o dermatitis atópica, y ha apuntado que la vacunación antialérgica, la administración de pequeñas dosis de material alergénico debidamente modificado, con el fin de suprimir los efectos secundarios e incrementar la capacidad de estimular el sistema inmunológico, está indicada, en asma bronquial (que empeora con las alergias), rinitis alérgica, alergia a insectos y se está investigando en alergias a alimentos.

Desde su punto de vista, las emociones negativas parece que pueden promover respuestas alérgicas inflamatorias, de forma que “el estrés emocional, debilita el sistema inmune, y se puede manifestar con enfermedades físicas afectando a diferentes tejidos, órganos y aparatos de nuestro cuerpo”, ha expresado. Además, las emociones negativas podrían promover respuestas alérgicas inflamatorias.

Teresa Kaiser considera que “la mascarilla, sin duda ha ayudado a las personas alérgicas a sobrellevar mejor la época primaveral, mejorando la evolución de estos pacientes”, y en este sentido ha señalado que el papel principal, lo han tenido las mascarillas FFP2 (Filtering Face Piece), ya que su filtro de micropartículas retiene hasta el 80 % de las partículas de 0,3 micras y mayores del aire que inhalamos. “Son las más efectivas para protegernos frente a contaminantes ambientales como el polen y los ácaros del polvo, que pueden desencadenar los molestos síntomas de las alergias estacionales”, ha concluido.

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