En 2050 la mitad de la población será alérgica a algo, y especialmente sufrirá polinosis o alergia al polen, y todo por culpa del cambio climático, que está afectando a numerosas especies y está provocando un deterioro en las propiedades de muchas de ellas.
Según ha advertido el biólogo Eduardo Bazo, que acaba de publicar en la Editorial Cálamo el libro Con mucho gusto, en el que recoge numerosas curiosidades sobre el cambio climático, "este fenómeno está afectando ya a numerosas especies, y en el caso del calentamiento global, ha provocado un deterioro en las propiedades de muchas de ellas, así como la extinción de gran parte de los hongos que se cultivan, como en el caso del ‘Alternaria Alternata’, que se está desplazando en busca de la temperatura óptima".
Segú cuenta el autor, este fenómeno ha incidido en el incremento de especies invasoras, como sucede con el alga wakame de origen asiático y muy presente en la gastronomía japonesa que «ha invadido las costas gallegas» en los últimos tiempos. También en los océanos, hay especies de peces «que ya se están moviendo al norte» en busca de temperaturas más cómodas y según algunas estimaciones el calentamiento global provocará un desplazamiento progresivo de las zonas vinícolas «hacia el centro de Francia, Alemania o Polonia».
En el caso de España, Bazo ha alertado de que «el problema es que todo esto va a afectar a una serie de cultivos que, para mantenerlos como hasta ahora, tendremos que invertir muchos recursos».
Otros problemas ambientales que afectan al mundo de las plantas incluyen la deforestación o la contaminación por plásticos en los oceános que están dañando a las plantas de los fondos marinos ya que «por culpa de la falta de luz provocada por las islas de plástico, tienen dificultades para hacer la fotosíntesis y pueden llegar a desaparecer».
Además, el biólogo considera necesario concienciar sobre las amenazas a los ecosistemas y animar al consumo de productos de temporada y de kilómetro cero «para lograr un mercado más ecológico que reduzca los embalajes y coste de combustible del transporte».
Según Bazo, la Botánica sigue siendo a día de hoy una «disciplina inexplorada» y no lo suficientemente valorada, aunque su materia de estudio afecta a diversos ámbitos humanos. Por ejemplo, aún puede deparar «grandes descubrimientos, como la bellardia», una planta fanerógama considerada como «mala hierba, a la que nadie le ha prestado demasiada atención hasta ahora» y que sin embargo ha sorprendido el descubrirse en ella una serie de principios activos farmacológicos que pueden utilizarse para tratamientos anticancerígenos, lo que demuestra que esta ciencia «trasciende las paredes que delimitan las farmacias» y que «igual que hemos encontrado este uso sanitario para esta planta, podemos encontrar otros», como ha ocurrido en ocasiones anteriores.