El cambio climático nos está volviendo locos a todos, aunque de manera especial a los alérgicos. Todo aquello que es estacional se está prolongando o acortando, veranos más largos, inviernos más cortos, las plantas y su polinización… Conclusión: la alergia ya no se reduce a la primavera y los alérgicos han aumentado considerablemente
La última alerta de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierte que el cambio de hábitos en la dieta, como en la Navidad, aumenta el riesgo de sufrir reacciones alérgicas. La alteración de horarios favorecen las crisis de alergias respiratorias, aquellos que son sensibles a sustancias como el tabaco también sufren ataques de alergia.
Pero los protagonistas del invierno son los alérgicos al polen de cupresáceas. Sea el mes que sea del año siempre hay un porcentaje de la población que está con alergia. Si llueve porque llueve, si no llueve peor, demasiada humedad, demasiada sequedad... todo les viene mal, según datos de la SEAIC, en 1926 había un 0,8 % de población alérgica al polen. A partir de los 90 dejó de ser una enfermedad rara para ser una enfermedad común, con un 11,2 % de afectados... y en los últimos años, 3 de cada 10 niños sufren alergia.
Está claro que la primavera es la estación que más afecta a los alérgicos, pero hay plantas que polinizan durante todo el año, complicando la vida a los alérgicos independientemente del calendario.
Los afectados por los pólenes de cupresáceas se pasan enero, febrero y principios de marzo moqueando, síntomas que se pueden confundir con un catarro invernal. Sus principales enemigos son los cipréses comunes y el ciprés de Arizona.
Según un estudio epidemiológico europeo, el 21,5 % de la población española sufre rinitis alérgica, de los cuales más del 50 % es alérgico al polen. Hay pacientes que, en función del polen al que sean alérgicos, pueden ir enganchando temporadas de alergia durante todo el año.
La mayoría de los alérgicos lo son a las gramíneas, un 80 %; pero las alergias no solo extienden a lo largo del año, también se expanden en número de afectados. Los jóvenes son los que más lo sufren, desde los seis años hasta los treinta.
Los expertos coinciden en que entre un 25 % y un 40 % de la población está afectada, cuando a principios del siglo XX no era más del 5 %. Ciudades como Madrid y Barcelona son las que aglutinan mayor cantidad de afectados.
Es relevante también el factor genético. Aquellos niños que tengan progenitores con alergia el riesgo aumenta hasta un 30 %. Ahora, si los dos padres son alérgicos el riesgo aumenta hasta un 70 %.
El 87 % de los niños que han desarrollado patología alérgica antes de los 10 años tienen un pariente alérgico, según un estudio que, no obstante, no recoge aquellos individuos que no tienen alergia que a su vez tenían un familiar cercano alérgico.