Publican una guía con leyendas urbanas sobre la ventilación de edificios

Publican una guía con leyendas urbanas sobre la ventilación de edificios

En el último año, y debido a la situación de pandemia provocada por el Covid-19, se ha demostrado la importancia de realizar una buena ventilación en los edificios que habitamos, y que ayudan a mantener la calidad del aire en el interior de viviendas, colegios o centros de trabajo, como factor fundamental para preservar la salud.

 

La Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), una asociación sin ánimo de lucro que engloba a profesionales, empresas y expertos en el campo de la eficiencia energética en la edificación, ha elaborado una guía para resolver dudas relacionadas con la ventilación de edificios, un documento divulgativo que sirve para desmontar los falsos mitos que circulan sobre este particular y que considera primordial la ventilación mecánica controlada y continua.

Tal y como señala la guía denominada “Leyendas urbanas sobre la ventilación”, una ventilación insuficiente de los espacios puede aumentar la propagación de enfermedades de transmisión aérea, como es el caso del Covid-19 o de la gripe, debido a que el aire puede contener micropartículas en suspensión, o sea, los conocidos aerosoles.

El aire que respiramos en el interior de los espacios cerrados puede estar también viciado con las partículas contaminantes que emanan de los productos de limpieza, de disolventes o de cualquier otro compuesto químico que utilicemos, y si no se renueva el aire convenientemente pueden darse altas concentraciones de CO2.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto el límite en no sobrepasar el valor de 1000 ppm de CO2 y conforme aumentan los valores de partes por millón, “aparecen la somnolencia, los dolores de cabeza, la falta de concentración y disminuye del sistema inmunitario frente a infecciones”, alertan desde PEP. Además, la falta de ventilación puede ocasionar una elevada humedad relativa que, cuando supera ciertos valores (80 %) y se encuentra con paredes poco aisladas o puentes térmicos, puede generar mohos, cuyas esporas son causantes de enfermedades respiratorias.

Según ha explicado Bruno Gutiérrez Cuevas, presidente de la Plataforma de Edificación Passivhaus, “si ventilamos adecuadamente, todas estas partículas se disipan o disminuye su concentración, por lo que se reduce su peligrosidad, pero ¿lo hacemos bien? Es sabido que la normativa española obliga desde hace años a mantener la calidad del aire del interior de los espacios, haciendo hincapié en los de uso público, pero esto no se viene garantizando como hemos demostrado con los resultados del estudio de monitorización de colegios que hemos realizado en toda España”.

La guía toma como referencia un valor fácilmente medible, como es la concentración de CO2, para ejemplificar que cuando abrimos las ventanas por la mañana durante 10 minutos, aunque la concentración baja hasta niveles aceptables y saludables, al cabo de una hora vuelve a aumentar en aquellos espacios que están habitados de forma continuada, tales como oficinas, colegios, etc.

La conclusión es que para que fuera efectivo, sería necesario abrir las ventanas de forma periódica cada cierto tiempo en función del tamaño de la estancia y de la cantidad de personas que hay en ella, pero ni aun así “garantizaríamos mantener el nivel de CO2 por debajo de los 1000 ppm de manera continua”, han explicado los expertos de PEP.

Además, cada vez que se abren las ventanas se pierde todo el aire caliente o frío con el que han sido climatizados los espacios ventilados, lo que supone “un gran derroche de energía”.

PEP defiende la ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor como la solución más acertada para disminuir la transmisión aérea del Covid-19, frente al sistema de ventilación tradicional que parece no ser suficiente, dado que, según señala Gutiérrez Cuevas,la ventilación es constante, con caudales bajos y permanentes, lo que permite mantener la calidad del aire interior en niveles óptimos todo el día”.

El 80 % de la población vive en entornos urbanos con altos niveles de contaminación atmosférica por la combustión de los vehículos, de tal manera que al abrir las ventanas “lo que entra por ellas no es aire ni puro ni natural”, sostienen Gutiérrez Cuevas, y tampoco se libran quienes viven en el campo, donde el aire puede contener sustancias nocivas procedentes de los abonos químicos, los fertilizantes, los pesticidas, las granjas de animales, las partículas de polen, etc.

Sin embago, cuando se ventila a través de un sistema de ventilación de doble flujo, el aire que procede del exterior, antes de introducirlo en el interior del edificio pasa por una serie de filtros que atrapan parte de las partículas que el aire lleva en suspensión.

El documento señala que, aunque la ventilación natural permite renovar el aire de los espacios habitados y es totalmente compatible, desde el punto de vista técnico, la ventilación mecánica de doble flujo con recuperador de calor es la única solución que permite mantener una ventilación constante y continua.

Como conclusión, la Plataforma de Edificación Passivhaus asegura que los sistemas de ventilación mecánica de doble flujo, además de reducir la concentración de virus y de CO2, permiten el mantenimiento de una calidad óptima del aire en las estancias evitando la entrada de partículas nocivas del exterior gracias al filtrado del aire, manteniendo el porcentaje de humedad en valores muy lejanos al 80 %, evitando las corrientes de aire y minimizando las pérdidas energéticas.

En otro orden de cosas, el auge de los purificadores de aire como solución para la eliminación de virus por parte de instituciones, especialmente en aulas escolares o centros de trabajo, ha sido importante a raíz de la actual pandemia. En este sentido, la organización aclara que el funcionamiento de estos aparatos se basa en la recirculación del aire de la misma estancia, absorbiéndolo, filtrándolo y volviendo a expulsarlo, “y siendo así, queda claro que dependen casi por completo de la eficacia y del nivel de mantenimiento de su filtro”, ha confirmado Gutiérrez Cuevas, quien ha subrayado que, al tratarse de un único elemento situado en la estancia, “debe ser capaz de absorber el aire del punto más alejado, atrayendo en su camino todos los virus y contaminantes”, así como de “hacer llegar el aire filtrado a ese mismo punto”.

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