La primavera está a la vuelta de la esquina, y se trata de una estación que puede resultar muy molesta para las personas que son alérgicas al polen, que es muyprobable que ya hayan comenzado a sentir los síntomas... la buena noticia es que este año contamos con un arma que puede ayudarnos a combatir estos síntomas: la mascarilla.
Aunque se venden para proteger de bacterias y problemas como la alergia desde hace mucho tiempo, hasta hace poco la gente evitaba ponérselas por miedo a parecer enfermas. Sin embargo, la obligatoriedad de llevarlas como consecuencia de la pandemia, ha facilitado que puedan ayudarnos contra los estornudos, picores de ojos y garganta y la secreción nasal propios de las alergias primaverales.
De la misma forma que ocurre con el coronavirus, es recomendable tener en cuenta que no todas las mascarillas son igual eficaces contra el polen... de hecho, sólo hay dos mascarillas que pueden protegernos de él. Una de ellas es la quirúrgica, recomendada también en España para que la población general la use contra la Covid-19.
Este tipo de mascarilla puede filtrar partículas superiores a las 2 micras, por lo que son totalmente eficaces para bloquear los pólenes alergénicos, cuyos tamaños oscilan entre las 15 y las 35 micras.
Sin embargo, las mascarillas quirúrgicas no suelen ajustarse bien a la cara, sino que dejan espacios en los laterales y cerca de la nariz, por donde el polen puede acceder igualmente a nuestras vías respiratorias, lo que hace que las mascarillas más recomendables sean las FFP2, que filtran un 92 % de partículas aún más pequeñas, superiores a las 0,3 micras, y además no dejan huecos gracias a su diseño y a la pinza nasal que incorporan.
Encontrar estas mascarillas, además, es muy fácil hoy en día, ya que son las más extendidas en los últimos meses tras la aparición de las nuevas variantes de coronavirus.
