Francia investiga la posible falsificación de certificados médicos de alergias para que las niñas no acudan a nadar

Francia investiga la posible falsificación de certificados médicos de alergias para que las niñas no acudan a nadar

El Gobierno de Francia está investigando un aumento desproporcionado en la presentación de certificados médicos de alergia al cloro entre alumnas, con la sospecha de que podrían ser falsificados para que las menores de familias muy religiosas no acudan a los cursos obligatorios de natación.

 

En este sentido, los ministros de Sanidad, Jean-Michel Blanquer, y de Ciudadanía, Marléne Schiappa, han explicado que "estos certificados a una supuesta alergia al cloro no serán tolerados en las escuelas cuando no se basen en razones médicas". De esta manera, ambos ministros han solicitado una investigación al Consejo de Laicidad dependiente del Ministerio del Interior para obtener datos precisos sobre la cuestión, ante el temor de que se trate de una falsificación de los certificados.

En Francia, la natación se aprende en las escuelas, a menudo en los cursos de primaria, pero hay familias que se oponen a que sus hijas acudan a la piscina. En este sentido, Schiappa ya denunció que se había registrado un aumento de estos certificados en proporciones "poco plausibles" en ciertas zonas, en referencia a áreas con grandes comunidades de musulmanes.

La prohibición de esta práctica está además recogida en el proyecto de ley de la llamada "lucha contra los separatismos", el término que usa el presidente francés, Emmanuel Macron, para referirse a las corrientes de islamismo político que actúan en ciertos círculos del país.

El proyecto de ley se encuentra actualmente en trámites parlamentarios y busca vetar actos como la poligamia, la entrega de certificados de virginidad y desheredar a las hijas, entre otras actuaciones que podrán ser sancionadas con prisión y multas.

Ambos dirigentes han señalado que la escuela "no puede ser un terreno propicio al separatismo religioso" cuando una actuación busca rechazar una actividad, lanzar una reivindicación particular o contestar la enseñanza en nombre las convicciones religiosas.

En su adopción en el Consejo de Ministros, el pasado mes de diciembre, el primer ministro, Jean Castex, defendió que no se trata de "un texto contra las religiones ni contra la religión musulmana en particular", sino que "es una ley de emancipación frente al fanatismo religioso".

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