La difusión en las redes sociales sobre alergias alimentarias podría ser perjudicial para los pacientes que las padezcan, debido a que podrían influir de forma negativa sobre las decisiones médicas.
Se trata de las principales conclusiones obteiidas en la Reunión Científica Anual del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI) en Houston, donde el alergólogo David Stukus, presidente del Comité del Programa de la reunión y presentador de la sesión ha concluido que "las redes sociales tienen algunos beneficios y hay mucha buena información por ahí, pero dan a todos una voz igualitaria, incluso aquellos que no están dando información correcta".
Los años de formación y experiencia clínica que tienen los alergólogos reciben el mismo peso que las personas no calificadas que realizan su propia "investigación" utilizando motores de búsqueda en línea. Según Stukus, "no es sorprendente que la gente busque información de salud on-line, pero que hay muchos datos alternativos, tanto deliberados como no que producen desinformación y que tiene un impacto negativo en las decisiones médicas tomadas por personas con alergias alimentarias".
Como ejemplo puso que se pueden encontrar fácilmente promesas en línea de curas para la alergia alimentaria que no existan, unos tratamientos muy atractivos, pero que no se han probado adecuadamente y que las personas no tienen forma de saber si son buenos o malos.
Cualquier persona con alergia alimentaria puede pedir a su alergólogo recomendaciones sobre fuentes confiables sobre alergias alimentarias. "Hay tácticas comunes utilizadas por las personas que venden productos o servicios que todo el mundo debe tener en cuenta cuando buscan en línea", ha destacado Stukus, que desconfía de la información que falsamente dice ser científica, así como de los datos seleccionados, anécdotas personales y publicidad pagada de celebridades.
