El gato es una mascota muy independiente que rara vez acude a su dueño en busca de ayuda; sin embargo, es recomendable observar su comportamiento para descubrir en él algún malestar, ya que las alergias suelen afectar a estos cuadrúpedos y pueden traerles varios inconvenientes de salud.
Al igual que las de los seres humanos, las alergias gatunas son reacciones físicas frente a ciertas sustancias u objetos identificados por su sistema inmunológico como nocivos.
Existen tres tipos de alergias que pueden sufrir estos animales: contagiadas por las picaduras y la propia saliva de las pulgas, por la ingesta de algunos alimentos y por inhalación.
El principal síntoma en la mayoría de las alergias de tu gato, es el excesivo picor que provocan, por lo que constantemente verás a tu mascota rascarse o lamerse, lo que puede conllevar a que se lastime la piel.
Cuando la pulga pica a los gatos, no importa que estos sean muy aseados y vivan en un ambiente higiénico, con lo que esta situación podría darse notando al poco tiempo una inflamación cutánea a causa de la saliva de estos molestos bichos. Esta alergia es conocida como dermatitis alérgica a la picadura de pulga, y la picadura despierta la alergia en la forma de costras y descamación.
Las alergias alimentarias se deben al consumo durante años de la misma comida, y se presenta en gatos de más de 7 años. Uno de los síntomas que presentan es la hipersensibilidad. Lo recomendable en estos casos es cambiarle la dieta para detectar qué comida es la que le afecta, ya que el mismo comedero podría tener algún material nocivo.
Por otro lado, algunos gatos tienen alergia a ciertos hábitos de los humanos, como el humo del cigarrillo, el polvo de la casa o el olor a perfume; así que el dueño debe analizar qué es lo que pudiera ser dañino.
Al igual que en los seres humanos, la alergia en los gatos no tiene una cura específica. Pero sí hay algunos tipos que se pueden prevenir de manera muy sencilla. Por ejemplo, en el caso de la alergia a las pulgas, hay que colocarle al gato una pipeta mensualmente para evitar que se contagie, sobre todo si tiene hábitos callejeros.
En la alergia alimentaria basta con darle a tu gato comida equilibrada e hipoalergénica y controlar su dieta.
Las atopías son las más complicadas porque es muy difícil determinar cuál es el problema alérgeno. Si lo sabés, evitá que entre en contacto; si no, es necesario estar atento y ante el mínimo signo de alergia llevarlo al veterinario para que le asigne el tratamiento apropiado.